3 de abril de 2020

¿Cuántos exitus hemos tenido hoy? Y no es casual el término. Entre todos los malabarismos de los médicos para no nombrar la muerte, esta fuga lingüística es común. En el lenguaje está la memoria de los hechos, y en este eufemismo está la huida. En exitus está fosilizado nuestro pánico a la muerte, nuestra ceguera de la muerte, nuestro empeño por apartarla al margen en una carrera sin frenos hacia la longevidad. En el corazón del término, que no es otra cosa que salida, late gran parte de la historia de nuestra profesión. La muerte como escape de emergencia, como alternativa última, como fracaso. Una salida (camuflada en latín) cuando no hay otra salida. Todo menos la muerte.

La muerte en el COVID nos coloca, a los médicos, de frente a nuestro trauma, nos desnuda el subconsciente colectivo, nos pone ante los ojos la idea de la muerte, que a veces nos resulta difícil de entender (pedazo de madera que está hecho de metal).

En estos días del mantra monocorde, del contador de muertos, se hace imperioso el salvar a toda costa, el salvar a todo el mundo a toda costa, esa idea tan bella si se contempla en el plano del deseo. Para nosotros es una tentación enorme el nadar en el banco de peces del salvar a toda costa, va en los genes de nuestra profesión, afortunadamente. Pero, antes o después, nos arrastra la corriente de lo real, donde la muerte no es más que un hecho insoslayable muchas veces. Y es en ese nadar contra corriente donde podemos perder la posibilidad de comprender la muerte. De comprender, al menos, que la muerte no siempre es un fracaso.

Pero nos trae el COVID también el exorcismo del miedo de la muerte. Nos reconcilia con lo que no tendría que dejar de ser esencial en nuestro oficio. Nos sitúa cara a cara con la muerte, a solas con la muerte, en la necesidad de sostener la muerte. Me lo contaba Alba, después de tener que susurrarle a una paciente que su familia estaba allí, aunque no la viera, velándola en la marcha desde lejos. Me lo contaba Alba, que fue presencia y voz y tacto de familia. Que venció al miedo, y a los guantes, y a la máscara.

Y la cuestión es que hoy no ha habido exitus.